En un contexto identificado como complejo, volátil e incierto, donde las necesidades sociales son diversas y exigen una atención marcada a menudo por la inmediatez, el foco en las personas se convierte en un pilar fundamental. Este es un requisito imprescindible para garantizar servicios de alta calidad en el ámbito social. La atención a la individualidad desde la empatía y el respeto debe impregnar a modo de principios la cultura de cualquier organización que se dedique al bienestar social.

Empatía y respeto como bases 

Cada persona representa un conjunto único de necesidades, preferencias y aspiraciones. Los servicios sociales de calidad deben enfocarse hacia esa singularidad de cada individuo sobre la base del respeto y la empatía. De este modo, es posible ofrecer respuestas a las necesidades individuales de cada persona con una atención que la sitúe en cada momento en el centro del trabajo especializado.

Un enfoque integral

Un enfoque centrado en la persona va más allá de atender una necesidad específica. Se trata de considerar a la persona en su totalidad, de manera que se aborden las actuaciones precisas orientadas a su bienestar, tanto desde el punto de vista emocional como físico. Además, en muchos casos también se tiene en cuenta el entorno en el que la persona se encuentra o de donde procede para una comprensión global de sus circunstancias. Esta visión integral contribuye a desarrollar estrategias más efectivas y sostenibles para mejorar su calidad de vida.

Participación y empoderamiento 

Situar a las personas en el centro de los servicios sociales también implica permitirles participar activamente siempre que es posible en las decisiones que afectan a sus vidas. Esta forma de empoderamiento no solo mejora la efectividad de los servicios, sino que fortalece el sentido de dignidad y autoestima del individuo.

Asimismo, la participación abarca la conexión de todos los miembros del equipo profesional especializado encargado de la prestación de los servicios. Ofrecerles vías para participar de manera activa en la elección de las medidas relacionadas con el desarrollo de su trabajo es muy importante para reforzar su implicación.

Caso práctico: EDIA Social

Una organización que mantiene como guía estos principios es EDIA Social. Esta empresa de impacto social positivo y sin ánimo de lucro representa el modelo más humano de atención en servicios sociales. Entre sus servicios se encuentran el acogimiento residencial para menores, la ayuda a domicilio para dependientes, la gestión de centros de día para personas mayores y un catering social.

El trabajo de EDIA Social, que dispone de dos sedes principales en Andalucía, una en la provincia de Huelva y otra en la de Granada, está especialmente diseñado para satisfacer las necesidades de personas en situación de vulnerabilidad. Para ello cuenta con la implicación de un equipo profesional multidisciplinar comprometido con el bienestar integral de todas las personas usuarias.

En conclusión, situar a las personas en el centro en servicios sociales implica, más allá de abordar sus necesidades inmediatas, avanzar en la construcción de una sociedad más justa, inclusiva y, en última instancia, más humana.